Colombia empezó el 2021 con la expectativa puesta sobre la llegada de las vacunas contra el covid-19 al país, su distribución en el territorio nacional y la reactivación económica que puede traer consigo el comienzo de las inmunizaciones.
Un mes y medio después, el 15 de febrero, el presidente Iván Duque anunció la llegada del primer lote de vacunas: 50.000 dosis suministradas por el gigante farmacéutico estadounidense Pfizer, las primeras de un total de 10 millones de dosis que llegarán de este laboratorio. Poco tiempo después, la tarde del 20 de febrero, el país recibió un lote de 192.000 vacunas, de la farmacéutica china Sinovac. Los primeros días del mes pasado, el Gobierno nacional anunció esta compra: 2.5 millones de dosis para 1.250.000 personas. Este mes se espera la llegada de 2.308.000 dosis más.
Tres meses después, con corte al 1 de marzo, el país reportó 149.133 dosis aplicadas del biológico y el mismo día celebró la llegada de 117.000 vacunas de Pfizer por parte de Covax, siendo el primer país de América Latina en recibir dosis por parte de este mecanismo. También se anunció la llegada de las vacunas de AstraZeneca, adquiridas a través de esta estrategia. A la fecha tras la implementación de la primera etapa de la fase 1 (cuerpo médico), el país inició la vacunación a población mayor de 80 años. Para el domingo 14 de Marzo se registró un total de 843.204 dosis aplicadas. La meta del gobierno es lograr dos millones de personas mayores de 80 años para el 20 de marzo.
Cualquier análisis sobre la ejecución del plan de vacunación es precipitado. Aunque el país tiene experiencia en la administración de biológicos por la implementación del Programa Ampliado de Inmunizaciones (PAI), esta es la primera vez que Colombia se enfrenta al reto de vacunar a toda la población en tiempo récord, teniendo en cuenta que la COVID-19 ya ha cobrado la vida de más de 59.000 colombianos desde que se reportó el primer caso en marzo de 2020, aunque algunos estudios universitarios han concluido que el virus llegó desde febrero.
Con todo y eso, la vacunación será un proceso de cinco etapas y, como ingrediente adicional, el Gobierno tiene la meta de 35 millones de personas vacunadas antes del 31 de diciembre de este año. Este reto parece difícil de cumplir. Por una parte, el transporte de los biológicos a las zonas más apartadas del país, a las que se deberán enviar prioritariamente las vacunas de una sola dosis, es un problema mayúsculo. Por otra parte, no sería extraño que los escándalos por “colados” en la fila de vacunación, como los que se han visto en el vecino Perú empiecen a formar parte de las jornadas nacionales.
Los tiempos de inicio en el Plan Nacional de Vacunación coincidieron con un momento de dinamismo clave en la política colombiana. El Congreso está pronto a empezar a sesionar su tercera legislatura y, al mismo tiempo, se han empezado a mover las primeras fichas para las elecciones de 2022. Con este panorama, la vacunación comienza a figurar como un tema determinante en el pulso político y la palestra pública, a tal punto que la entrega de las vacunas ha tenido su dosis de protagonismo.
Varios de los funcionarios del Gobierno nacional y los gobiernos locales han aprovechado la novedad de la llegada de los biológicos para estar presentes y acompañar los procesos. Aunque el ministro Fernando Ruíz señaló que la intención era hacer pedagogía frente a la vacunación, poca gente le compró esa teoría. Lo cierto es que es muy probable que el inicio de la inmunización ayude a “empujar” la imagen desgastada que tienen varios gobernantes y políticos.
Sin duda, la vacunación es un tema político, permeado por criterios como quién debería ser vacunado primero o a qué regiones enviar las vacunas conforme van llegando. No obstante, el proceso no es bandera de un partido político ni de un gobernante, sino una cuestión de salud pública que exige responsabilidad y eficiencia. Al parecer, el país no está preparado en ese sentido y los casos de confrontación política y protagonismo son múltiples.
Por ejemplo, hubo una disputa política en Santander por la distribución de las vacunas, entre el alcalde de Bucaramanga y el gobernador, y algunas inconsistencias en las cifras presentadas. Las arremetidas de la alcaldesa de Bogotá, Claudia López, en contra del Ministerio de Salud también han dado de qué hablar en las últimas semanas. Entre tanto, otros asuntos de orden técnico han sido descuidados, como la logística fallida detrás de las grandes filas de adultos mayores esperando a ser vacunados en Bogotá y la variación en la cadena de frío de unas vacunas en Tolima, que puso en riesgo la posibilidad de usarlas. Así, el proceso de vacunación continúa.
Con un reto enorme por delante, sin quererlo, el presidente Duque encontró en la pandemia lo que sería su legado de gobierno. Lo que para Uribe fue la Seguridad y para Santos La Paz, para Duque será la implementación de la vacuna para lograr en el país en el menor tiempo posible la inmunidad de rebaño y paralelamente la reactivación económica.