Francisco Barbosa, Carlos Camargo y Margarita Cabello provienen de mundos distintos, en lo académico y profesional, e incluso de corrientes ideológicas separadas. Sin embargo, los tres tienen algo en común: llegaron a ser imbatibles entre sus compañeros de ternas para los cargos a los que fueron postulados. Con el anuncio reciente del Partido Liberal de respaldar a Cabello, la abogada barranquillera es la virtual Procuradora General de la Nación (la primera en la historia) con el apoyo contundente de las bancadas de gobierno e independencia (y uno que otro opositor).
Según las cuentas, el Centro Democrático, los conservadores, el Partido de la U (exceptuando a Roy Barreras), Cambio Radical y los liberales, así como las bancadas cristianas del MIRA y Colombia Justa y Libres, sumarían más de 70 votos que bastan para que Margarita Cabello sea elegida. Hace apenas unos días, Carlos Camargo había arrasado con 140 votos en la plenaria de la Cámara de Representantes que lo eligió como Defensor del Pueblo. Un dato adicional se desprende de esta elección: Camargo fue ternado por el presidente el 6 de agosto y su elección se produjo una semana después, el 14 de agosto. Cabello no había renunciado al ministerio y ya su elección era presumible por la fuerza política de su cargo y su relación con el Congreso.
Bajo este panorama, surgen algunas preguntas y críticas que quisiéramos abordar brevemente. En principio, cuál es el papel de los otros dos ternados para el cargo y los procesos que se surten en las altas cortes para elegirlos. El ex viceprocurador Juan Carlos Cortés y el ex magistrado Wilson Ruíz, participaron en complejos procesos de selección que iniciaron con unas listas amplias de inscritos ante el Consejo de Estado y la Corte Suprema de Justicia respectivamente.
Su situación no es la más cómoda ya que, si bien es cierto que estar aspirando a la dirección del Ministerio Público es de gran valor para sus hojas de vida, han tenido que conformarse con ver cómo los partidos políticos y sus presidentes o directores anuncian a viva voz por quién votarán el día de la elección. Ahora, esto no quiere decir que los candidatos que son ternados por las altas cortes siempre sean unos “convidados de piedra” que no tienen ningún peso en la elección. De hecho, al procurador saliente, Fernando Carrillo, y a Alejandro Ordoñez, en su primera elección, los ternó el Consejo de Estado.
No obstante, el problema radica en que los partidos asumen este proceso con el cálculo que caracteriza a una elección popular. Así, los presidentes y sus bancadas adhieren a una u otra candidatura, luego de reuniones informales, trivializando el debate sobre las calidades académicas y laborales de los nominados. En este proceso, la cuantiosa nómina de este órgano autónomo se convierte en un incentivo para que las colectividades se suban al tren del ganador. El respaldo al candidato que salga elegido puede ser una garantía para sumar cuotas burocráticas en la entidad.
La Procuraduría General de la Nación tiene, entre otras, las siguientes funciones: ser el máximo organismo del Ministerio Público (garante de los derechos); vigilar y advertir sobre el actuar de los funcionarios públicos (función preventiva); intervenir y conceptuar ante las jurisdicciones Contencioso Administrativa, Constitucional y ante las instancias de las jurisdicciones penal, penal militar, civil, ambiental y agraria, de familia y laboral (función de intervención); y adelantar y fallar las investigaciones por faltas disciplinarias contra los servidores públicos (función disciplinaria).
En esa medida, la persona que está al frente del organismo tiene numerosos delegados que se encargan desde investigar las irregularidades en la contratación de otras entidades, como en el caso que se sigue sobre las contrataciones de la Registraduría Nacional, hasta enjuiciar a funcionarios públicos en materia disciplinaria, como el proceso contra el senador Eduardo Pulgar Daza (Partido de la U) por un presunto intento de soborno a un juez por 200 millones de pesos.
De lo anterior, es razonable inferir que el Procurador debería tener absoluta independencia frente a los miembros del Senado para poder desempeñar su funciones en forma idónea. Esto implica que la elección no puede ser producto de un intercambio de favores. Aunque la cámara alta es la que lo elige, lo hace bajo el esquema de pesos y contrapesos. En el proceso participan el presidente y dos altas cortes en calidad de nominadores. La lógica subyacente es que estén incluidas las tres ramas del poder público en el proceso, frente a las que el Procurador tiene competencias.
Ahora bien, el intercambio no solo se puede dar entre el Procurador y los miembros del Senado, sino que puede incluir a las demás ramas. Por ejemplo, la reelección de Alejandro Ordoñez fue objeto de nulidad, por parte del Consejo de Estado, porque el Procurador había nombrado en cargos de la entidad a familiares de los magistrados de la Corte Suprema de Justicia.
En conclusión, la elección del Procurador General de la Nación debería ser asumida por las tres ramas del poder público como un proceso que exige los más altos estándares. No solo por las funciones que el cargo acarrea, por lo demás de altísimo nivel, sino porque el esquema de frenos y contrapesos exige que quien ocupe esta dignidad goce de plena independencia frente al resto de poderes, y pueda ejercer sus competencias.
Al margen del análisis anterior, consideramos que la Doctora Cabello tiene la altura y bagaje para el rol que deberá desempeñar como Procuradora. Su perfil técnico y su trayectoria generan credibilidad.
Perfil de la virtual Procuradora
Margarita Cabello se graduó de la Corporación Universitaria de la Costa y cuenta con una especialización de la Universidad del Rosario. Ha hecho carrera en la rama judicial en Barranquilla, siendo escribiente, juez y magistrada, y dando el salto a la capital en el 2009. En ese entonces, fue nombrada Procuradora Delegada para Vigilancia Disciplinaria por Alejandro Ordoñez. De hecho, por esa misma época, el expresidente Álvaro Uribe la incluyó en la terna para ser Fiscal General de la Nación.
En el 2012, Cabello fue elegida por la sala plena de la Corte Suprema de Justicia para integrar la sala civil de dicha corporación. Allí consiguió su mayor notoriedad, alcanzando la presidencia de la Corte en 2016 y siendo ternada por el presidente Duque para ser Fiscal General ad hoc en las investigaciones sobre Odebrecht. Finalmente, se posesionó como Ministra de Justicia en reemplazo de Gloria María Borrero.