“La anterior administración (la de Juan Manuel Santos) se rindió ante los narcoterroristas de Colombia. ¿Hay alguien de Colombia aquí? ¿Saben lo que pasa allá, cierto? Biden incluso ha recibido el respaldo del socialista Gustavo Petro. Nada bien, ¿cierto? Para nada un buen respaldo. Un exmiembro de la guerrilla M-19. No es un buen respaldo y él lo sabe. Pero bajo mi administración lanzamos un esfuerzo naval histórico que ha decomisado toneladas y toneladas de droga”, fueron las determinantes declaraciones que pusieron de nuevo a Colombia en la primera línea de ataque del presidente estadounidense Donald Trump, en plena carrera presidencial para las elecciones que se avecinan y en las que él busca ser reelegido.
Trump aseguró en el mismo discurso que la administración del ex presidente colombiano Juan Manuel Santos también negoció “el terrible acuerdo Obama-Biden-Santos”, que se rindió ante los narcos y permitió que las drogas ilícitas se dispararan. “Por eso mi administración se alineó con nuestros socios para alcanzar un nuevo esfuerzo para combatir la droga y desde abril hemos visto cómo se han decomisado más de 270 toneladas métricas de drogas”. Estas declaraciones realizadas durante su intervención en la Asamblea General de la ONU busca dejar en alto los intereses de su país y exhortar al resto a preocuparse por sus problemas, lo que se resume en el lema America first y da cuenta de un tono aislacionista.
Esto demuestra que Trump “tiene cuero para las contradicciones” y está dispuesto a conquistar a toda costa, por un lado, el voto latino que, según las encuestas, apoya en un promedio del 60% a Biden, y por el otro, el de los nacionales colombianos, quienes, en su afán de encontrar libertad (esa que han conseguido en Estados Unidos) rechazan todo tipo de intención izquierdista y de relación con las fuerzas subversivas colombianas. Es de saber que el tratado de paz tuvo una contradictoria realidad, marcada por el deseo de paz de los colombianos y la desconfianza hacia los líderes que la llevaban a cabo. Incluso en un momento tan susceptible de la política de Colombia, donde el socialismo coquetea muy de cerca con el poder, cualquier intento de desprestigio hacia Gustavo Petro es respaldado por quienes no conocen de treguas ni dan paso a la posibilidad de su llegada a la casa de Nariño. Donald Trump supo a qué público cautivar con sus señalamientos.
De inmediato Gustavo Petro a través de su cuenta de Facebook aseguró sentirse “muy orgulloso del ataque que me hace Trump. Significa que hemos luchado por lo justo. El triunfo de Trump representaría que la humanidad ha entrado a su fase terminal. Es un negacionista del cambio climático que puede llevar a la humanidad a su extinción. Es precisamente el Estado de la Florida, donde Trump lanzó su ataque contra mí, en donde centenares de miles de personas perderán su hogar, entre ellos miles de colombianos, por la crisis climática que Trump se niega a reconocer y a superar”.
Una contienda electoral degradada a los más populares actos pre electorales latinoamericanos, particularmente de países como Venezuela, donde desde hace por lo menos 20 años las burlas, el desprestigio, señalamientos a vox pópuli y el discurso soez, de cara a un evento populista, engalanan la contienda. En esta ocasión, los discursos alejan de la palestra planteamientos de políticas de Estado, propuestas y soluciones. El primer debate electoral, realizado ayer en Ohio, les dio a los espectadores un show político al mejor estilo populista, sin contenido informativo y sí, con mucho morbo que ofrecer.
Entre los tantos señalamientos que Donald Trump ha hecho a su contrincante en esta lucha por quedarse en la Casa Blanca dijo que en 2015 Joe Biden “elogió al “brutal dictador venezolano”, Nicolás Maduro, con quien se reunió ese año como vicepresidente y que “sus lazos con legisladores castrochavistas” como Bernie Sanders, Alexandria Ocasio-Cortez y Karen Bass son “un insulto para millones de hispanos”, razón por la cual, según él, debería quedar descalificado como candidato a la Presidencia de Estados Unidos. “La cosa es que yo le gané a Bernie Sanders”, replicó Biden en el debate, “ahora el Partido Demócrata soy yo”, le recordó a Trump.
Entretanto, la campaña demócrata de Biden le salió al paso a las declaraciones y señaló que el presidente nortamericano ha venido recortando el presupuesto de apoyo para Colombia, presentando reducciones del 30% al Congreso desde 2017. Lo cierto es que la postura de Trump frente al país ha sido ambivalente. Aunque el Presidente Duque ya ha estado en Washington en más de una oportunidad, abogando por causas como el “cerco diplomático” a Nicolás Maduro en Venezuela, Trump ha dicho que el mandatario colombiano “es un buen tipo (…) pero no ha hecho nada”, refiriéndose al manejo de los cultivos ilícitos y, en general, respecto al narcotráfico a Estados Unidos.
Pero las posturas y señalamientos que se hacen en el país norteamericano encienden la mecha, fronteras adentro, en territorio colombiano, como si sólo fuera necesario un motivo para que los dirigentes nacionales saquen todo lo que tienen que sentir, unos de otros. También la semana pasada el ex presidente Juan Manuel Santos acusó a su sucesor Iván Duque de que hay voceros del gobierno colombiano llamando a ofrecer ayudas a la campaña presidencial de Donald Trump. Según Santos, la primera muestra de un distanciamiento de Iván Duque con el partido de tendencias más liberales fue la visita que tuvo a Estados Unidos cuando estaba recién posesionado y donde solo se reunió con Donald Trump y unos congresistas republicanos; no con líderes demócratas. Duque niega todo intento de incidir en los procesos electorales que Estados Unidos tendrá en noviembre.